Estimular una pedagogía activa, donde el estudiante se sienta y sea el protagonista de su aprendizaje, favoreciendo su iniciativa y creatividad.

Orientar a los estudiantes en su trabajo formativo, teniendo en cuenta:

  • La situación real del estudiante y su entorno familiar y social, como punto de partida.
  • Las posibilidades de su crecimiento y maduración.
  • El interés por el trabajo individual.
  • La capacidad intelectual que le dé acceso al saber y al mundo del trabajo.
  • La dimensión social del proceso educativo: trabajo en grupo, cooperación, solidaridad.
  • El ofrecimiento de unos servicios técnicos adecuados para su orientación vocacional y profesional.
  • El marco de valores propio del pensamiento de San Agustín.

Proyectar nuestra educación más allá de la actividad académica:

  • Formación para el tiempo libre, mediante actividades culturales, deportivas y recreativas.
  • Promoción de grupos y asociaciones en los que se ofrecen respuestas a las inquietudes religiosas, sociales y culturales.
  • Influencia en la expansión cultural y social del entorno.

Acercar a los estudiantes a la tecnología actual, como un recurso más al servicio de la formación personal y de la construcción de la sociedad.

Concretar en el Proyecto Educativo una metodología didáctica abierta, flexible y actualizada, que garantice nuestros principios pedagógicos.

Verificar y evaluar el nivel de la calidad de enseñanza y la educación de nuestra pedagogía, ajustada a las necesidades de nuestros estudiantes.